patrono de la Villa y Corte, de rodillas orando apoyado en su azagaya, mientras los ángeles le araban las tierras de su señor, Iván de Vargas, que se extendían a los pies del Palacio Real.
Las palomas que picotean el trigo esparcido por el suelo, la visión de la ciudad santa de Jerusalén, y los ángeles rebeldes expulsados del Paraíso por el arcángel san Miguel aluden a otros tantos milagros.